17.12.04

Sus manos, sus ojos...

Compré esta libreta que ahora tengo en las manos, cuando estaba recorriendo España con mi marido en la autocaravana, para continuar escribiendo nuestras vivencias. Ya habíamos escrito otras dos. No hubo necesidad de terminar ésta, porque todo se acabó…

A partir de aquí comienza una nueva vida sin tu presencia física, aunque siempre estarás en mi memoria.

Hoy hace cuatro que se marchó definitivamente. Lo primero que me llamó la atención y me enamoró fueron sus ojos, dulces, pícaros, brillantes. Nunca eran igual. A veces de un azul intenso, otras grises. Su mirada hacía latir mi corazón muy deprisa. Lo segundo que me llamó la atención fueron sus manos. Tan grandes, tan fuertes. Me gustaba llevármelas a la cara y él se reía.

A lo largo de los años, esas manos fueron las mías, me ayudaban mucho y sus ojos me dieron mucho amor, aunque habría problemas insuperables nunca estaban tristes. Sólo en un ocasión y me sorprendieron. Yo estaba en el hospital y nos veíamos a través de un cristal, no podía tocar tus manos, pero las pusiste abiertas pegadas al cristal y llorabas sin parar, pero eran lágrimas de felicidad. Yo había vuelto a la vida después de estar tan mal

Esa imagen jamás la podré olvidar. Un hombre tan grande con las manos y la cara pegadas al cristal. Parecía un niño que nadie podía consolar.

C. mi amor, mi cariño tengo muchos recuerdos tuyos difíciles de olvidar… tus detalles, tus perfumes, tus rosas .........y muchas cosas más, pero el mejor regalo fueron y son nuestras hijas que me miman me cuidan y nunca se olvidan de ti. No tengas miedo no estoy triste a ti no te gustaría. Un beso muy fuerte de todas nosotras. Como tu decías tus mujeres…

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